El Reino Mapuche en el siglo XXI

Por Nina Dean - 10 de Nov. 2010

Los mapuches son un pueblo indígena que de manera sostenible han habitado en el cono sur de América desde hace miles de años, mucho antes de la llegada de los primeros colonos y comerciantes europeos. Tras una larga lucha territorial contra los españoles después de la invasión de su territorio, la nueva frontera fue finalmente acordada en el Tratado de Killen en 1641, ésta abarcaba desde el río Bio Bio hasta la punta sur de Sudamérica, en lo que hoy es conocido como Chile y Argentina.

Sin embargo, después de la independencia de los estados de Chile y Argentina en 1810, los dos nuevos estados organizaron un renovado asalto a la Nación Mapuche en 1860, culminado en la supuesta “Pacificación de Araucanía” en Chile y la “Campaña del Desierto” en Argentina. Durante este periodo tuvo lugar una política de asimilación y genocidio, violando así más de treinta antiguos tratados, y con el único propósito de obtener el control del territorio mapuche y de sus valiosos recursos naturales. Durante el curso de la turbulenta lucha para mantener su autodeterminación, y como resultado de una alianza inverosímil con un visionario francés llamado Orellie Antoine, los mapuches decidieron tomar medidas radicales como una solución a sus problemas.

Nadie entonces pudo haber imaginado las luchas que sobrevinieron en el siglo XX, ni la complejidad de los problemas políticos, sociales y económicos que tuvieron que afrontar. Sin embargo, los mapuches de entonces tuvieron la previsión de desarrollar una herramienta muy superior y poderosa para las generaciones venideras con la cual proteger su nación.

Desde los campos de batallas de Araucanía y Patagonia, Kona, Weichafe (soldados), lonkos (jefes) y tokis (jefes militares) lucharon con coraje para proteger y conservar el territorio y el espíritu de su amada nación ante unas nuevas armas tecnológicamente muy desarrolladas, las cuales, en un clima de prejuicios étnicos, pusieron al pueblo mapuche al borde del abismo del genocidio. En el siglo XVIII, los mapuches derrotaron al enemigo intruso sin más armas que sus manos, su destreza como jinetes, su ingenio, y con su determinación y orgullo. Sin embargo, tras la industrialización de Occidente y el desarrollo de poderosas y sofisticadas armas, los mapuches, al parecer, fueron finalmente derrotados.

En aquel tiempo, usando aquellas armas, Occidente comenzó a dominar y aniquilar a un sinnúmero de pueblos indígenas a través de todo el orbe, en el nombre de la expansión capitalista. El precio que tuvieron que pagar estos pueblos fue muy alto: la perdida de toda la variedad de recursos naturales de las tierras que habitaban, incluido el territorio en el que vivían los mapuches. Para los mapuches, que llevaban miles de años coexistiendo sosteniblemente con su tierra, estos tesoros naturales no lo valoraban económicamente sino que eran inherentes a su espiritualidad pues proveían sustento y protección para sus mentes, cuerpos y almas, mientras que para los estados europeos simplemente representaban una fuente de ingresos con los que alimentar su desaforada hambre de expansión capitalista.

Si estos estados no podían alcanzar sus objetivos por medio de la subyugación, entonces intentaban, mediante la estrategia del genocidio y la asimilación, destruir a los que protegían las riquezas naturales. Al desplazar a los mapuches a las tierras áridas y a las ciudades, desprovistas del sustento y de la espiritualidad a que los mapuches estaban acostumbrados, impusieron la pobreza y la muerte cultural a los que sobrevivieron.

De este modo, los principales jefes mapuches convocaron reuniones de guerra para tratar estos casos de emergencia y proponer soluciones de algún tipo quizás como resultado de la compenetración, en esta crucial coyuntura en la historia de los mapuches, los jefes se hicieron amigos de un carismático abogado francés llamado Orielle Antoine, quien propuso la puesta en marcha de un modelo político que pudo ser la clave para la protección a largo plazo y la supervivencia de la Nación Mapuche. Así se produjo la creación del Reino de Aracaunía y Patagonia tal y como existe hoy día.

Si bien los acontecimientos no se desarrollaron como los jefes mapuches tenían planeados, éstos llegaron a la conclusión de que la fundación de un reino proporcionaría una defensa crucial que serviría para proteger a su gente de la total aniquilación y dominación de cualquier estado que intentara apoderarse de su territorio. Se construyó un estado legítimo y soberano para así ser reconocido internacionalmente, el cual desde su propia naturaleza fue creado para ajustarse a la legalidad y a la coyuntura de la comunidad internacional. Los mapuches, de este modo, crearon una herramienta política con la cual maniobrar, que les proporcionó peso político e influencias dentro de la estructura del nuevo orden mundial.

Después de una larga ceremonia tradicional en la que se hacen deliberaciones y consultas espirituales, el reino fue ratificado. Con arreglo a la constitución, los jefes mapuches eligieron democráticamente por una unanimidad a Orellie Antoine como soberano. Los jefes mapuches fueron elegidos como su consejo asesor para así asegurarse la autonomía en los asuntos del reino. Posteriormente hubo una larga celebración en honor de la fundación del nuevo reino.

Una única constitución fue ideada y se acuñaron monedas. De este modo, la génesis del nuevo reino fue completada.

El rey Orellie Antoine fue salvajemente perseguido por el estado chileno, el cual consideró al reino, y a su recién elegido líder, como la mayor amenaza para su planes de apoderarse de las tierras mapuches. El rey fue posteriormente secuestrado y llevado a juicio por su alianza con los mapuches, para luego ser calificado públicamente de loco por las autoridades chilenas y encerrado en un manicomio con la esperanza de desacreditarle y que cayera en el olvido.

Posteriormente escapó y regresó a Francia para recuperarse y volviendo después con sus queridos hermanos mapuches para continuar con la resistencia.

La fundación del Reino de Araucanía y Patagonia, como medio de defensa estratégica, fue llevada a cabo por los más altos jefes de la Nación Mapuche en 1860, y representa un modo de pensar que sugiere un profundo conocimiento, fruto de una naturaleza intuitiva y de un hondo sentido trascendental, el cual se refleja en la tenacidad y el ingenio del pueblo mapuche de aquel tiempo. De hecho, se podría decir, desde la perspectiva actual, que aquella estrategia fue tan ingeniosa que parece haber sido concebida para ser apreciada en los tiempos actuales.

El reino ha sobrevivido desde entonces junto con la Nación Mapuche, los estragos de la dominación imperialista continúan bajo la administración de los estados chileno y argentino. El trono del rey Orellie Antoine ha sido ocupado por sucesivas generaciones de herederos y herederas reales que han mantenido vivo el reino y los valores inherentes de los inicios.

El actual jefe de la casa real es Su Alteza Real el Príncipe Felipe de Araucanía y Patagonia, que en la actualidad vive en Francia. No obstante, continúa manteniendo un fuerte vínculo con la Nación Mapuche. El reino, en la actualidad, tiene un consejo asesor, de acuerdo con la tradición constitucional, tanto de consejeros mapuches como de europeos, que le aconsejan sobre asuntos de estado. La alocución anual de su Alteza Real es calurosamente acogida por el pueblo mapuche; siguiendo la tradición de sus antepasados, el príncipe Felipe es un leal y fiel aliado de la Nación Mapuche.

Durante el reinado del Príncipe Felipe, y gracias sobre todo a la larga vida de dedicación de Su Alteza Real a la tradición mapuche, se ha hecho mucho por legitimar el reino y por ponerlo en el lugar que le corresponde en el mundo. Su Alteza Real el Príncipe Felipe ha buscado reafirmar la legitimidad de su soberanía llevando su caso a los tribunales de justicia franceses con el fin de que se reconozca oficialmente el reino y su cargo de jefe de estado. En 1971 un tribunal frances fallo a favor de la legitimidad del reino. El Príncipe Felipe también ha apoyado los derechos humanos mapuches, así como los derechos sobre las tierras en el Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Ginebra.


*Nina Dean
Vice Secretaria
Enlace Mapuche Internacional

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Traducido por Pedro Arenas.
Enlace Mapuche Internacional

 

 

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