Las Matanzas del ayer continúan en el hoy. (Pueblos Originarios y el etnocidio que viven)

Por vilcanelson* - 17 abril, 2016

Mucho se habla de las matanzas del pasado y tal vez no lo suficiente de las matanzas actuales, pero lo cierto y concreto es que todavía hay personas en Argentina que no saben de las grandes matanzas que fue participe el Estado.

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El mismo que dice defender los derechos de las personas, pero que es el principal involucrado en el etnocidio de los pueblos originarios tanto del pasado como en el presente.

Una de esas matanzas más conocidas para algunos argentinos es lo que sucedió en las Campañas previas a la Conquista del Desierto.


Las diferentes expediciones militares y acuerdos de paz realizados, eran escusas para avanzar sobre las regiones en donde existía la presencia de pueblos originarios, para luego incorporarlas a la soberanía del naciente estado argentino.

Después de la “conquista del desierto” para los originarios sobrevivientes, existió campos de concentración y tortura. Estos originarios fueron trasladados, caminando encadenados 1.400 kilómetros, desde la cordillera patagónica hacia los puertos de Buenos Aires.

Un grupo de hombres, mujeres y niños prisioneros fueron obligado a desfilar encadenado por las calles de Buenos Aires rumbo al puerto. El botin de guerra no era solo los originarios que fueron vendios o regalados en el puerto, también lo fue las tierras. 199802_10150174371672317_756867316_8763637_6069651_n-9

La ley de remate público el 3 de diciembre de 1882 otorgaba 5.473.033 de hectáreas a los especuladores. Otra ley, la 1552 llamada de “derechos posesorios”, adjudicó 820.305 hectáreas a 150 propietarios. La ley de “premios militares” el 5 de septiembre de 1885, entregó a 541 oficiales superiores del Ejército Argentino 4.679.510 hectáreas en las actuales provincias de La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego. En 1887 una ley especial del Congreso de la Nación premió al general Roca con otras 15.000 hectáreas. Los soldados que pelearon en el sur, no obtuvieron nada.
desierto-cautivos La “conquista del desierto” sirvió para que entre 1876 y 1903, en 27 años, el Estado regalase o vendiese por monedas 41.787.023 hectáreas a 1.843 terratenientes vinculados estrechamente por lazos económicos y/o familiares a los diferentes gobiernos. Entre ellos se destacaban 24 familias “patricias” que recibieron parcelas que oscilaban entre las 200.000 hectáreas y las 2.500.000.

Durante la presidencia de Nicolás Avellaneda se decidió tomar las tierras de los aborígenes para ampliar las tierras a explotar y así el 5 de octubre de 1878 se sancionó la Ley 947 con el fin de obtener los fondos para la “Conquista del Desierto”, denominándose de tal manera a un territorio ocupado por unos 20.000 aborígenes de los cuales, según el informe del jefe militar Julio Roca, al parlamento, se mataron 1.323 indigenas.

Roca, muy poco después presidente, acotó ante el Congreso de la Nación, que también se habían tomado como prisioneros a 10.539 mujeres y niños y 2.320 guerreros.

En 1885 se cancelaron con tierras las deudas acumuladas con los soldados desde 1878, ya que llevaban siete años sin cobrar, pero tanto los oficiales como la milicia necesitaban efectivo, terminaron malvendiendo sus partes, de manera tal que toda esa superficie pasó a manos de 344 propietarios a un promedio de 31.596 hectáreas cada uno. (Parte de una entrevista a Osvaldo Bayer).

Pero no todo fue matanza, algunos descendientes de los pueblos originarios fueron destacados en la historia, como San Martin y Sarmiento, solo que este ultimo despreciaba a los pueblos originarios en sus dichos y actos.

En cambio el general San Martin el 15 de septiembre de 1815 se entrevistó con los caciques pehuenches, y le solicito permiso para que fuerzas del Ejército de los Andes cruzara la cordillera por su territorio a través de los pasos de El Potrillo y el Planchón. Los pehuenches quedaron como proveedores de ganado y caballos al  ejército.

Otra gran masacre fue la de Napalpi El día 19 de julio de 1924 en donde, un grupo de unos 130 hombres, entre policías, estancieros y civiles blancos de la zona, armados con fusiles Winchester y Mauser, rodearon el campamento donde se habían reunido indígenas, armados con tan sólo palos, y que bailaban en una fiesta religiosa organizada por los chamanes en la zona del Aguará, un área considerada sagrada por los Qom (Toba). images (2)

Convencidos de que los dioses los protegerían de las armas de fuego los indígenas no ofrecieron resistencia.

Luego los blancos dispararon a todos los indígenas reunidos y después remataron a machetazos a los moribundos, incluidos mujeres y niños.

La escusa de los blancos, es que ellos creían que los indígenas se estaban alzando contra los blancos, cuando en realidad era una fiesta religiosa indígena y por eso se habían concentrado en un gran numero pero esto alarmo a los criollos y culmino en una matanza.

Luego de esa fecha se mato a todos los originarios que pudiesen servir como testigos si viniera la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados. Los heridos fueron degollados, algunos colgados. Entre hombres, mujeres y niños fueron muertos alrededor de doscientos aborígenes.

Se dispararon más de 5000 tiros y la extracción de testículos, penes y orejas de los muertos, fueron exhibidos como trofeos en la comisaría de Quitilipi. Algunos muertos fueron enterrados en fosas comunes, otros fueron quemados.

Un avión que sobrevolaba la reunión indígena los ametrallaba. Algunos relatos de la época decían que los mataron porque se negaban a cosechar en las condiciones infrahumanas que ellos vivian.

napalpi2 En enero de 2008, el gobierno de la Provincia del Chaco pidió disculpas públicas y oficiales por la masacre y rindió homenaje a la única sobreviviente, Melitona Enrique, que cumplía 107 años ese día y que fallecería el 13 de noviembre de 2008.  a los 108 años también fallece Pedro Balquinta, el último sobreviviente de la Masacre de Napalpí.

Lo que muchos libros no dice es que la provincia le regalo una casa a Melitona, pero estuvo abierto solo el día de la inauguración, fue entregada para las fotos y luego cerrada con candado, la abuela sobreviviente vivió en casa de su hijo, que no tenía más que una pieza de 3 metros de ancho por tres de largo.

Si bien el estado reconoce otra masacre como la que ocurrió con el nombre de Masacre de Rincón Bomba, que ocurrió en octubre de 1947, (en el gobierno de Perón) en el paraje Rincón Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, provincia de Formosa. Pero no resarció a los descendientes de este delito. Masacre_de_Napalpi

Casi sesenta años después, en 2005, la federación Pilagá denunció el hecho y un grupo de abogados inició un juicio contra el Estado nacional por crímenes de lesa humanidad.

Abierta la investigación, en marzo de 2006 un equipo científico forense halló en el lugar restos de 27 cadáveres de indígenas con restos de elementos militares compatibles con equipamiento de la Gendarmería nacional.

Según el relato de los Pilaga, en primavera de 1947, un hombre Pilagá llamado Tonkiet acaparó la atención de miles de personas que se reunieron atraídos por su prédica y por los dichos de la gente, de un hombre que curaba sin cobrar.

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Los gendarmes y un funcionario de la Dirección de Protección al Aborigen, dependiente de la Secretaría de Trabajo y Previsión intentaron infructuosamente desalojar a los Pilagá y despejar el paraje. El 10 de octubre por la tarde, efectivos de la Gendarmería Nacional, dispararon con fusiles y ametralladoras pesadas contra la multitud.


La matanza y la persecución de las familias por el monte se extendió durante semanas.

Un número indeterminado de adultos y niños murieron debido a las heridas, a la sed y el hambre, y en otros fusilamientos. Durante la segunda mitad del mes de octubre se multiplicaron las capturas, se utilizó la violación como arma y se asesinó no solo a adultos sino también a niños. Quienes fueron capturados con vida fueron llevados a las Colonias Indígenas de Francisco Muñiz y Bartolomé de las Casas a donde se los redujo a trabajar como peones bajo la vigilancia de la Gendarmería.

La llamada masacre de Fortín Yunká, también conocida como “el último malón”, tuvo lugar el 19 de marzo de 1919, en lo que hoy es Fortín Sargento primero Leyes, en el centro norte de la provincia de Formosa . En ella fueron muertas quince personas. El jefe y la guarnición militar del fortín, y miembros de sus familias. El hecho fue originalmente atribuido a indígenas Pilagá, sin que se hayan obtenido jamás pruebas. napalpi1

Como consecuencia se dieron represalias llevadas a cabo por tropas argentinas, un número indeterminado de indígenas resultaron muertos o desplazados de sus territorios originales.

Otro hecho de matanza conocido también como el ultimo malón Tuvo lugar entre el grupo aborigen Mocoi (Mocoví) de San Javier (norte de la provincia de Santa Fe). El 21 de abril de 1904, desconformes con la situación que vivian, llevaron a cabo un levantamiento con el objetivo de tomar la jefatura política y la policía para recuperar el pueblo que alguna vez les había pertenecido. Los Mocovíes de la provincia de Santa Fe en la mañana del 21 de abril de 1904, entraron al poblado a caballo, armados con lanzas y boleadoras, con sus jefes a la cabeza. Hacia el mediodía, previendo un inminente ataque, se habían atrincherado hombres armados en las azoteas de las casas, la Iglesia y la policía, La represión dejó un gran número de muertos y heridos entre los aborígenes, a la vez que se persiguió hacia los sobrevivientes.

malon1 El 31 de agosto de 1945 un numeroso grupo de dirigentes indígenas de la Puna, solicitó por nota al entonces Consejo Agrario Nacional que se restituyesen las tierras al dominio de las comunidades aborígenes, conforme la ley 880 de 1930 y la ley 1835.

El malón tuvo su punto de partida el 15 de mayo de 1946 en Abra Pampa en Jujuy, en San Salvador de Jujuy, arribaron el 24 de mayo. Allí se les unió la otra columna de hermanos kollas que venía de Orán (Finca San Andrés) y de Iruya (Finca Santiago). Los salteños venían en mulas. Los puneños venían a pie. En total fueron 174 caminantes. El 26 de Mayo, partió el malón rumbo a Salta y luego a Tucumán, donde arribaron el 9 de junio, apoyados solidariamente por los trabajadores.  El 22 de junio arribaron a Córdoba y luego a Rosario. Entre ellos caminaba Ascencio Miranda, de 86 años de edad, y Narcizo López, de entonces 7 años.

Llegaron a Luján el 30 de julio de 1946. La recepción que tuvieron fue multitudinaria. El 10 de julio los indígenas Valentín Zárate y José Nievas concurrieron al Congreso de la Nación, adelantándose a la caravana, los recibió el presidente de la Cámara de Diputados. Cuando se fueron los fotógrafos, el Estado Argentino. malon2

El 27 de agosto, ordeno el regreso de los kollas. Fuerzas de la Prefectura, obligaron a los indígenas a embarcarse en un tren por orden del gobierno. Dionisio Viviano, diputado kolla por Jujuy interpone un recurso de hábeas corpus, Los kollas resisten.  El 30 de agosto, la Corte Suprema de la Nación rechaza el recurso de habeas corpus presentado por Dionisio Viviano, por “no corresponder originariamente a la Corte intervenir en el mismo”.

El 3 de septiembre el tren pasa por Jujuy sin detenerse. Los kollas son “custodiados” por 25 agentes de la Policía Federal. El 30 de noviembre del 1946, Perón declara que los integrantes del Malón de la Paz “no representaban las inquietudes ni las aspiraciones de los auténticos habitantes indígenas de nuestro norte”.

Hoy en la actualidad la masacre continua con la discriminación, no acceso a la salud, a la educación, al trabajo y a los restantes derechos que las leyes dicen que existe para los pueblos originarios, pero la realidad te demuestra que esto no es verdad.
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* comunicador e investigador en derechos humanos

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Fuente: www.pueblos-originarios.com.ar

 

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