Un debate necesario

Mapuches y gobierno comunal

Los líderes y dirigentes mapuche están en pañales en lo que se refiere a disputas de poder local, a administración local y financiamiento municipal, por tanto quienes participan de este proceso lo hacen con un alto grado de improvisación. Ante esta realidad, considero que se hace necesario generar un debate intenso respecto de las formas de participar en los procesos electorales, sean de nivel comunal, distrital (circunscripciones para diputados) o regional (circunscripciones senatoriales).

Por Linkoyan PAINEMAL / Periódico Azkintuwe

Las elecciones municipales del 31 de octubre por sus implicancias políticas, han provocado en los dirigentes y comunidades mapuche un inusitado interés por participar de dicha contienda electoral. Los actores políticos y sociales, desde su propia perspectiva hacen sus análisis y sacan sus respectivas conclusiones. Pero lo que nos preocupa es como analizar las tendencias electorales a nivel de las comunidades del territorio mapuche. O dicho de otro modo, de que forma se expresan las tendencias políticas al interior de las comunidades de nuestro pueblo.

Un primer elemento, desde un punto de vista histórico, es que la votación mapuche se ha inclinado tanto hacia la izquierda, como hacia la derecha. Efectivamente, en la década del 70 -por ejemplo- la votación mapuche se inclina hacia la izquierda del espectro político, alimentada e influenciada por el proceso de Reforma Agraria que buscó la participación de las comunidades mediante su incorporación al proceso productivo agrícola nacional. En la década de los 80s, si bien existió un proceso de votación, específicamente el plebiscito para aprobar la Constitución del 80, no es un dato serio para afirmar que el voto se inclinó hacia la derecha-dictadura. En la actualidad, se incorpora un nuevo fenómeno político que abarca a toda la población; es el hecho de que los electores tienden a votar por la personas, haciendo abstracción de su ideología política y lo nuevo -en el caso mapuche- es que los votantes se orientan a la búsqueda de candidatos de su propio origen.

Ante la proximidad de las elecciones municipales, quiero analizar algunos elementos en torno a la participación política en el ámbito de la gestión municipal, considerando el caso del Alto Bio-Bio, comuna creada por un protocolo firmado a propósito de la represa Ralko y que al igual que Chol-Chol, tienen una alta densidad de población mapuche. Cabe preguntarse si la creación de estas nuevas comunas, resuelve algunos de los problemas históricos planteados por las comunidades. De hecho la respuesta no es fácil. Mi impresión es que la intención de la autoridad al crear dos nuevas comunas, donde existen conflictos latentes, tiene como interés principal cooptar a los lideres de esos sectores territoriales, para de esa manera aminorar, contener, reducir o inmovilizar posibles focos de conflicto social en estos territorios.

Debemos considerar en primer término que la generación de las autoridades comunales, o lo que es igual, la nominación de los candidatos al gobierno comunal, se efectúa forzadamente a través de los partidos políticos chilenos. Es imposible para los mapuche postularse desde sus organizaciones de base, pues tienen que hacerlo por ley a través de los partidos políticos o como independientes, con las desventajas que esto significa. Si lo hacen en los partidos tienen la obligación de negociar con estos y si lo hacen independientes, lo hacen en una posición débil, sin acceso a medios de comunicación ni recursos. A esto hay que sumar el hecho de que las organizaciones y comunidades carecen de la experiencia de participar en organizaciones políticas en niveles de decisión, de modo más activo en el escenario político nacional.

Un segundo aspecto a considerar son las limitaciones legales en el ámbito de la estructura gestión y financiamiento municipal, todas determinadas por ley. Las municipalidades, en el caso de las plantas municipales, se eligen por concurso público, por lo que acceden a estas aquellos que tienen capacitación o especialización profesional, quedando así fuera de competencia todos aquellos que no poseen títulos o niveles de educación suficiente. Un tesorero municipal tiene que ser un contador, el encargado de obras públicas debe ser arquitecto, pues así lo exige la ley. La mayoría de los cargos resolutivos son de carácter profesional. Si bien es cierto que pueden postular a ellos cualquier persona, entre ellas un ciudadano/a mapuche, esto no garantiza de que este vaya a ser elegido en tanto es una elección mediante concurso público. Por otro lado, el gobierno comunal es unipersonal. Las atribuciones resolutivas radican en el alcalde y en el concejo solo radican las funciones fiscalizadoras, por lo que existen fuertes limitaciones al ejercicio soberano de la voluntad democrática.

Otro aspecto de vital importancia es el tema del financiamiento municipal, clave en términos de gestión y desarrollo. Dicho financiamiento se genera básicamente por dos vías: Recursos propios y aportes centrales. Los recursos propios se originan principalmente en patentes comerciales, permisos de circulación e impuestos territoriales. Cabe preguntarse en comunas rurales, ¿Qué recursos propios pueden obtener por estas vías los municipios en manos mapuche? Queda de manifiesto entonces que las comunas pobres dependen de los aportes centrales, es decir, de la voluntad política de los gobiernos de turno, pero también de una capacidad de gestión y de presión social que les permita obtener -o competir de mejor manera- por los recursos que el gobierno puede otorgar a través de los ministerios.

Otro elemento a considerar son los denominados Planes de Desarrollo Productivos de las comunas. Si analizamos el caso de la comuna del Alto Bio-Bio, se tiende a creer que su desarrollo esta vinculado al turismo y a la agricultura. Si se pone el acento en el desarrollo turístico, se piensa en las potencialidades que generan los lagos artificiales de Pangue y Ralko, obviando el hecho de que su usufructo es privativo de Endesa-España y por tanto, cualquier idea de desarrollo depende de la iniciativa empresarial. Si por el contrario, se piensa en el desarrollo agrícola, este resulta por decirlo menos imposible, puesto que la mayoría de los comuneros mapuche son minifundistas descapitalizados, con una agricultura de subsistencia que dificultan un desarrollo acelerado que augure o permita avizorar perspectiva de desarrollo económico territorial, considerando que esto depende de la capacitación, de su infraestructura y capitalización.

Teniendo en consideración los elementos señalados, la posibilidad de administrar, gestionar y proyectar un trabajo comunal con perspectivas de futuro, requiere de a lo menos una serie de condiciones que posibiliten una efectiva participación social y política, además de un modelo de gestión económica que atienda las condiciones socio económicos del territorio, teniendo presentes los rasgos socioculturales de sus habitantes. Un primer aspecto de solución es considerar el hecho de que las organizaciones mapuche puedan elegir directamente a sus representantes al nivel municipal, sin intermediación de partidos políticos winkas.

Un segundo elemento, es resolver mecanismos de financiamiento adicionales de forma permanente en el tiempo desde el gobierno central y que signifique la redistribución de aportes fiscales hacia las comunas con mayor carencias sociales. Un tercer factor, es establecer mecanismos de participación más activa de las organizaciones territoriales en las decisiones municipales y romper con el rasgo unipersonal de la autoridad comunal. A estos elementos ya señalados, podríamos agregar una serie de propuestas, en términos de administración territorial, de gestión comunal y de financiamiento municipal que considere las particularidades propias de comunas con alta presencia mapuche. Es el caso de la tributación de las empresas en el municipio local. O dicho de otro modo, el impuesto que las empresas deben cancelar por operar en un determinado territorio.

Para finalizar, los lideres y dirigentes mapuche están en pañales en lo que se refiere a disputas de poder local, administración local y financiamiento municipal, por tanto quienes participan de este proceso lo hacen con un alto grado de improvisación. Ante esta realidad, considero que se hace necesario generar un debate intenso respecto de las formas de participar en los procesos electorales, sean de nivel comunal, distrital (circunscripciones para diputados) o regional (circunscripciones senatoriales). Aquí dejo lanzada la primera piedra y espero quebrar la quietud reflexiva de aquellos que buscan entrar al juego del poder.


* Opinión publicada en Periódico Azkintuwe Nº 10 - Octubre de 2004. Pág. 14.

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