Apuntes sobre el Pentukun

Mari mari lamngen

Las generaciones que se encuentran entre los 30 y 50 años, son el grupo etáreo que menos uso hace del idioma y que por consiguiente; desconoce en gran medida la mayoría de las prácticas rituales, de modo que estamos frente a un momento en el cual un estilo de comunicación se detiene, y al cual se le ven pocas posibilidades de reproducción. Sabemos que este tipo de discurso requiere del conocimiento y desarrollo de ciertas capacidades y el aprendizaje de fórmulas, los que deben ser enseñados o bien desarrollados por actores que dominen el pentukun, de manera que puedan producirse los aprendizajes en los nuevos pentukufe.

Por Jaqueline CANIGUAN / Periódico Azkintuwe

El pueblo mapuche, como todo grupo humano ha desarrollado a lo largo de su historia, diversas formas de expresión, en las que ha manifiesta su verdad enraizada en su cosmovisión. Un rasgo cultural que siempre ha distinguido a este pueblo, es el papel fundamental que otorga al lenguaje en el desenvolvimiento social, siendo la palabra no sólo un medio de expresión y comunicación, sino todo un “arte”, definiendo este concepto en esta ocasión como la habilidad para realizar una acción. Es así como el manejo del mapudungun, es hasta hoy muy valorado y constituye un factor de prestigio social dentro de la comunidad o lof, e incluso se llega, muchas veces, a un “grado de conciencia tan alto de la función esencial de la lengua en la supervivencia y continuidad de la cultura” (Golluscio:1986).

La lengua en la cultura mapuche, cumple primero una función social, pues refuerza los lazos sociales y es un medio de comunicación tanto interpersonal como comunitario, lo que le da también un carácter integrador; y segundo, una función histórica, ya que refuerza las relaciones con los orígenes y los antepasados, además de conservar y transmitir creencias ancestrales. Entendiendo el concepto de discurso, como “ un instrumento con el cual pueden lograrse objetivos, y que este instrumento no puede ser considerado separadamente de los hablantes y de los oyentes, o autores y lectores. El lenguaje, y por lo tanto el discurso, es un instrumento de dos vías: un instrumento para un hablante y un oyente, o para un autor y un lector' (Renkema:1999) podemos señalar la existencia del discurso como una característica de todo pueblo. Ahora bien, el ámbito discursivo sin embargo, existen variedades discursivas, existiendo generalmente una variedad más culta y formal.

En los actos de habla en mapudungun, los tipos discursivos de carácter oral, son realizados principalmente por las autoridades mapuche tanto políticas como religiosas y el discurso en sí constituye un constructo discursivo amplio tanto en duración como en contenidos, y generalmente se estructura en cuatro partes, las que a la vez también pueden ser presentadas en forma individual. Podemos distinguir los siguientes discursos: Pentukun, nütramkan, weupin, ngülamtun. El pentukun, es un tipo de discurso que establecía lazos y relaciones entre individuos y grupos que perduraban en el tiempo.

Definiremos el pentukun como el saludo que se efectúa entre dos o más personas que se encuentran, las que efectúan una serie de preguntas para informarse acerca de los sucesos individuales, familiares y comunitarios de los interlocutores. Pen-tuku-n (Encontrarse/ver- tocar- INF ‘encontrarse y tocarse'). Por lo que se puede entender el pentukun como un acto de encuentro, que implica no sólo un saludo de palabras, sino también contacto físico (darse las manos y un abrazo). En la actualidad se observan dos tipos:

Pentukun informal: Este acto de saludo es considerado muy simple y se efectúa en cualquier encuentro cotidiano entre dos o más personas. Por ejemplo:

-A: mari, mari, lamngen (Buenos días hermano)
-B: mari, mari lamngen (Buenos días hermana)
-A: chumleiymi, lamngen? (¿cómo estás hermana?)
-B: kümelkalen, eymi kay? (Yo estoy bien, y tú?)
-A: Kümelakalen kafey (Estoy bien también)
-A: Pewkallal, lamngen (Nos vemos, hermano)
-B: Pewkallal, lamngen (Nos vemos hermana)

Sin embargo aunque se trate de un saludo mínimo, de igual forma se estila entre los mapuche el saludo mínimo como parte de la norma habitual. Por otro lado, existe el Pentukun Formal: Este tipo de saludo es mucho más amplio, puesto que incluye descripciones respecto de lo que se habla. Analizando un pentukun ritual, se pueden observar cuatro partes: 1- Se inicia el pentukun, señalando el origen familiar del hablante (küpalnge) y su origen territorial (tuwün), así como también el estado en que han llegado al encuentro. El hablante termina de explicar la situación de salud y estado general de los que se encuentran a su cargo, partiendo por los más cercanos a él (familia nuclear), los miembros de su comunidad (familia extensiva). Se finaliza esta primera parte con un grito denominado ‘weupin' (Weu-pi-n grito- decir- term.verbal ‘ decir un grito'). 2- Una vez emitido el primer weupin, el hablante expresa como es su situación en el instante de la conversación, detallando a su receptor aspectos de su realidad personal (küpal y tuwün). Esta segunda parte concluye con un segundo weupin. 3- La tercera parte continúa con el segundo hablante quien comienza a referirse a sí mismo de manera similar al hablante 1, a la vez que pregunta al hablante 2 acerca de antecedentes de él y su grupo que desea conocer. Finaliza emitiendo el weupin. 4- En la cuarta parte, el hablante 1, responde las preguntas del hablante 2, a la vez que le invita a continuar el encuentro, y ambos terminan este saludo con un weupin.

Se trata de un discurso altamente descriptivo y espec í fico, en el que prima la presencia de detalles, por lo que suponemos el uso de la nemotecnia como un recurso muy utilizado por parte los hablantes, estableciéndose además un orden que permite que los participantes vayan intercalando la información, teniendo como marcador el weupin, característica que además le entrega el carácter ritual al momento de la emisión. Según Ong, ‘en el habla oral, una palabra debe producirse con una u otra entonación o tono de voz: enérgica, excitada, sosegada, irritada, resignada o como sea. Es imposible pronunciar oralmente una palabra sin entonación alguna' (1987:103), y esto precisamente lo que ocurre en la realización del pentukun, el discurso se matiza con gestos y entonaciones que van señalando el momento en que debe darse el cambio entre los participantes, así como los temas que se van revisando en cada parte. Ong, además nos dice ‘las realizaciones orales pueden ser impresionantes en su grandilocuencia y sabiduría de la comunidad, ya sean prolijas, como en la narración formal, o breves y apotegmáticas, como en los proverbios. Con todo, la sabiduría está relacionada con un contexto social total y relativamente inviolable' (1987:104) lo que se corrobora en el pentukun, que generalmente tiene una duración extensa, con la idea que ningún detalle sea omitido.

En la actualidad el idioma mapuche se encuentra en un proceso de desplazamiento por el español, con realidades desiguales en las distintas comunidades de la zona mapuche, encontrando comunidades donde el idioma mapuche es altamente productivo, como otras donde el uso del mapudungun se remite al uso de determinado léxico correspondiente a la cultura. De manera que la existencia de las formas discursivas elaboradas como el pentukun, resultan desconocidas para las nuevas generaciones. Tenemos el caso de la mayoría de sus habitantes se declaran ‘mapuche', sin embargo se pueden establecer diferencias entre comunidades, principalmente vinculadas a la realización de rituales y uso de la lengua. Por ejemplo, los miembros de la comunidad de Pullallán declaran abiertamente que en su comunidad, solo existe una hablante de mapudungun, mientras que Zoncolle, alberga un sitio sagrado para la realización de rituales religiosos, y presenta un alto número de hablantes mayores de 20 años.

En cuanto a la realización del pentukun, muchas comunidades coinciden en indicar que se trata de un acto de habla ‘realizado por los mas viejitos' por lo que les resulta si bien ‘bonito', aunque les es desconocido. Los entrevistados señalan que para llegar a efectuar el pentukun se requiere un alto grado de conocimiento del idioma y tener el “don de la palabra”, indicando con ello, que las nuevas generaciones no tendrían las condiciones para efectuar este tipo de discurso. Ahora bien, si revisamos el cómo los hablantes actuales y miembros de las comunidades efectúan el acto de saludo en situaciones cotidianas, se aprecia también que el pentukun cotidiano, ha ido perdiendo vitalidad, remitiéndose a un saludo rápido, en el cual no hay mayor involucramiento.

Es decir el ‘pentukun', como acto de encuentro, pareciera estar perdiendo vigencia. De alguna manera, estamos frente a un proceso de “desplazamiento” de algunas pautas culturales propias de un pueblo, lo que nos lleva a señalar que si bien hay desplazamiento lingüístico, éste conlleva una disminución de hechos culturales. Calsamiglia (1999), parece indicarnos las respuestas a este proceso ‘ las formas más familiares de comunicación oral forman parte del proceso de socialización –las personas hablan porque están rodeadas de otras personas que hablan, no todas las formas de hablar,(..) son naturales.

Por ello, en el desarrollo de la competencia comunicativa oral desempeña un papel fundamental la institución escolar, ya que en ella se pueden programar y planificar –de forma adecuada al alumnado en concreto- formas de acceso a prácticas discursivas menos comunes y que aumentarán el “capital” comunicativo de la futura ciudadanía.”(1999:44) La cita nos da luces acerca de lo observado en las generaciones de jóvenes mapuche que primero, son hablantes pasivos de mapudungun y por consiguiente; ya no efectúan el pentukun. Porque; si se piensa que la institución escolar chilena no fomenta el uso del idioma por un lado, y por otro; el contexto social de discriminación que sufría el idioma indígena en Chile, llevó a la generación anterior a evitar la práctica discursiva cotidiana con sus hijos.

Las generaciones que se encuentran entre los 30 y 50 años, son el grupo etáreo que menos uso hace del idioma y que por consiguiente; desconoce en gran medida la mayoría de las prácticas rituales, de modo que estamos frente a un momento en el cual un estilo de comunicación se detiene, y al cual se le ven pocas posibilidades de reproducción. Sabemos que este tipo de discurso requiere del conocimiento y desarrollo de ciertas capacidades, como los recursos nemotécnicos y el aprendizaje de fórmulas, los que deben ser enseñados o bien desarrollados por actores que dominen el pentukun, de manera que puedan producirse los aprendizajes en los nuevos pentukufe (Pentuku-fe: pentuku ‘saludar'; fe ‘agentivo': El que efectúa el saludo). Sin embargo, como hemos venido señalando desde el principio, el acelerado proceso de desplazamiento que vive el idioma mapuche, no permite que estas formas discursivas perduren en el tiempo sino que más bien tiendan a su desaparición.

Sin duda alguna, que resulta una preocupación observar que los discursos de estilo ritual, estén viviendo un proceso _ que cada vez se acelera más _ de pérdida y desplazamiento por formas discursivas pertenecientes al idioma dominante, y que además, tampoco exista ningún tipo de registro de los mismos, principalmente por la carencia de realizaciones del acto de habla (pentukun) y porque se observa un interés bajo en los mismos, tanto de los actores sociales como el mundo de la investigación académica.

Es urgente desarrollar propuestas de rescate de los discursos rituales en mapudungun, así como la difusión de los mismos. Es cierto que no se trata de hacer una escuela de pentukun, pudiera considerarse una aventura descabellada, sin embargo, pienso que los pueblos se sustentan en la riqueza de su historia y su palabra. En la palabra encontramos la expresión de su gente hacia el universo y la vida, los valores en los cuales sustenta su cultura, y la pérdida de formas discursivas, conlleva la desaparición de parte del patrimonio de un grupo. La tarea está por hacerse. Fey ka müten, akuy tañi zugu / Azkintuwe

* Artículo publicado en Periódico Azkintuwe - Edición Aniversario - Febrero-Marzo de 2005. Pág.15 y 16.