COMISIÓN
DE DERECHOS HUMANOS
DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
60° período de sesiones
Tema 15 del programa
(Derechos humanos y cuestiones indígenas)
Int. Marcelo Calfuquir.
Ginebra, 8 de abril de 2004.
Muchas gracias Sr. Presidente.
Sr. Presidente, soy Marcelo Calfuquir, represento
a la Comisión Nacional Indígena y al Instituto de
Investigación y Apoyo al Desarrollo Económico, Social
y Cultural de los Pueblos Indígenas de Chile y agradezco
a INCOMINDIOS haberme cedido su derecho a la palabra.
Sr. Presidente, por decisión de mi
organización, tengo la obligación de dedicar esta
intervención a la memoria de Alex Lemún, jóven
mapuche asesinado por fuerzas policiales en Chile. Este impúne
crímen ejemplifica la represión contra los pueblos
indígenas.
Sr. Presidente, parece una ironía
que a principios del siglo XXI tengamos que dirigirnos a esta Comisión
para referirnos a la situación de los derechos humanos y
de las libertades fundamentales de los pueblos indígenas
de Chile. Ayer, durante la dictadura de Pinochet, esta Comisión
estudió informes, escuchó testimonios y testigos de
víctimas de violaciones de los derechos humanos y adoptó
resoluciones que condenaron dichas violaciones. Hoy, si esta Comisión
estuviera en disposición de adoptar una resolución
en lo que a los pueblos indígenas se refiere
tendría que repetir los textos de sus resoluciones.
Sr. Presidente, la política económica
chilena que se autocalifica como « la más sólida
del continente » mantiene la marginación y las abyectas
condiciones de la extrema pobreza en las comunidades indígenas
lo que, en la práctica, constituye un apartheid de facto.
La autodeclarada « democracia ejemplar » no reconoce,
en su Constitución, la existencia jurídica, física
y cultural de los pueblos indígenas de Chile. La «
pronta o eminente » ratificación del Convenio No. 169
de la OIT es sólo una consigna para períodos electorales
y un remedio para calmar algunas situaciones conflictivas.
Sr. Presidente, en el Norte Chile, en el
más árido desierto del mundo, compañías
mineras, con toda impunidad, utilizan y contaminan las ecasas aguas,
privando a las comunidades indígenas de este vital elemento
para la vida de las personas y animales y condenando la agricultura
de subsistencia. En el Sur, las compañías forestales,
que además de robar tierras indígenas, destruyen el
bosque, la flora y la fauna nativos, contaminan las aguas con la
gran cantidad de productos químicos que utilizan, atentándo
así contra la vida y la economía de las comunidades.
Las compañías forestales, con el acuerdo de las autoridades
gubernamentales, han constituído un sistema de seguridad
autónomo e ilegal compuesto por « guardias privados
» que son bandas armadas que amenazan, golpean, detienen,
entregan a la policía, califican supuestos delitos,
piden, en la prensa, condenas y en algunos casos dirigen
o acompañan la policía en las operaciones contra las
comunidades mapuches.
Sr. Presidente, el escaso tiempo no me permite
referirme, con detalles, a todos los asuntos que, en Chile, constituyen
discriminaciones contra los pueblos indígenas, pero, no podemos
dejar de mencionar que la administración de la justicia,
los derechos a la tierra, a la educación y a la salud son
ejemplos claros de la política discriminatoria. La construcción
de centrales hidroeléctricas, carreteras y basurales en tierras
indígenas se hacen sin el consentimiento de las comunidades,
sin respetar el derecho a la propiedad y sin respetar los sitios
y lugares ceremoniales, sagrados y arqueológicos.
Sr. Presidente, colmo de la ironía,
las autoridades gubernamentales, basándose en los, supuestos,
resultados de un censo orientado, han disminuído la población
indígena en más de un 50% , para disminuir «
el peso del problema indígena ».
Sr. Presidente, hemos leído, muy atentamente,
el informe del Sr. Relator (E/CN.4/2004/80/Add.3) y, a este respecto,
tenemos que decir que lamentamos que el documento no analice la
situación de las mujeres y de los niños indígenas
como se lo pide la Resolución 2001/57. El 25 de febrero de
2004 enviamos al Sr. Relator un extenso documento en el cual le
sugeríamos algunos cambios, precisiones, reemplazos de palabras
y correcciones ortográficas, ninguna de estas sugerencias
fueron aceptadas por la relatoría.
Sr. Presidente, lamentamos también
que el informe, en sus recomendaciones, no trate y analice, entre
otros asuntos :
- las lenguas indígenas ;
- las medicinas indígenas ;
- los sistemas jurídicos indígenas
;
- la protección de los sitios ceremoniales,
sagrados y arqueólogicos,
- la represión ;
- las torturas y otros tratos crueles,
inhumanos o degradantes,
- los modelos de desarrollo que proponen
los pueblos y las comunidades ;
- las migraciones indígenas ;
- la situación de los pueblos kawashkar
y yámana ;
- la contaminación de las tierras
indígenas por las compañías forestales y
mineras ; y,
- la actuación de las bandas armadas
de las compañías forestales.
Finalmente, Sr.
Presidente, estamos obligados a decir que no compartimos
el informe del Sr. Relator Especial porque, analizando la Resolución
2001/57, creemos que está fuera de mandato.
Sr. Presidente, pueden reprimirnos, pueden
tratarnos de terroristas, pueden encarcelarnos, pero no podrán
obligarnos a renunciar a nuestra sagrada tierra y a nuestros derechos.
! ! Marry chiweo ! !
Muchas gracias Sr. Presidente.
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