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Los Mapuche y los Medios de Comunicación

Por Reynaldo Mariqueo - 11 de junio de 2003


Los medios de comunicación de Chile y Argentina, siguen siendo los meros instrumentos de la cúpula social que ha dirigido en distintos períodos los destinos de estos países. Son la tribuna desde donde se difunden prejuicios raciales y culturales en contra de los pueblos indígenas y desde donde la oficialidad justifica sus políticas de asimilación introducidas hacia dichos pueblos. Durante el proceso de colonización del Wallmapu (territorio Mapuche) por los estados chileno y argentino -cuya ocupación se prolonga por mas de un siglo-, los medios de comunicación junto al sistema educativo y los tribunales de justicia, han sido utilizados por la institucionalidad de ambos estados, para inculcar en el Mapuche la noción que nuestra cultura es inferior, que dichos estados son unitario y que sus habitantes tienen una sola identidad nacional y un emblema patrio, en la que teóricamente se nos incluye como miembros de dicho conglomerado nacional, pero que en la practica se nos excluye de todo poder decisión en los asuntos que nos conciernen y se nos discrimina en todos los aspectos de la vida social del país.

Consecuente con esta línea periodística, la promoción de políticas integracionistas en los últimos cien años, por parte de gobiernos reaccionarios y racistas siempre han encontrado en los medios de comunicación tradicional un fiel aliado en su disposición para encubrir y difundir sus planes, especialmente cuando se ha tratado y trata de introducir políticas etnocidas. A este hecho se suma la abierta confabulación anti-mapuche que tradicionalmente ha existido entre latifundistas, poder judicial y medios de comunicación, unidos por intereses económicos y políticos en el Wallmapu, y porque constituyen la elite privilegiada de la sociedad. De tal forma que hoy no nos debería sorprender la postura parcial que los tribunales de justicias y la prensa chilena adoptan, en relación al conflicto entre comunidades Mapuche y empresas forestales, donde su apoyo a las empresas nacionales y extranjeras pareciera ser incondicional.

La posición racista y anti-indígena de los medios de comunicación, en particular la cadena El Mercurio, la podemos percibir en su rechazo a las reivindicaciones del pueblo Mapuche, y por sus expresiones condenatorias en contra de las escasas y débiles medidas introducidas a favor de algunas comunidades mapuche, por los gobiernos chilenos post dictadura. El Mercurio, invocando un proyecto político integracionista de asimilación sobrepasado en el tiempo y por la realidad de los hechos, sigue vertiendo veneno en contra de todas aquellas voces e iniciativas que buscan una solución equitativa del conflicto Mapuche. Esta actitud anti-mapuche esta, una vez mas, expresada en su Editorial del 29/04/03 en la que lamenta la política indígena del Gobierno de la Concertación iniciada en 1990, en particular durante la administración del Presidente Aylwin, que tiene relación con la restitución de territorios a los mapuches que les fueran usurpados durante el régimen de Pinochet. Esta medida la califica como "una política indígena muy equivocada e imprudente" (1). El mismo diario en su Editorial del 28/04/03, refiriéndose al mismo tema afirma que la estrategia del actual Gobierno para resolver el conflicto Mapuche no ha dado resultados, porque mantiene un "enfoque paternalista hacia las comunidades mapuches, entregándoles tierras, por una parte, y restringiéndoles su capacidad para venderlas, por la otra" (2). Esto nos hace suponer que para El Mercurio, la solución del así llamado "conflicto mapuche" pasa por el despojo de sus tierras ancestrales, además de estar indirectamente instigando a las autoridades de gobierno sobre la necesidad de establecer mecanismos legales acorde, que facilite el despojo territorial de los mapuches.

La táctica colonialista de El Mercurio no es nueva, el uso de legislaciones genocidas ha sido una y otra vez utilizada por esta clase social chilena desde la anexión del territorio Mapuche a la republica en 1883 y, su objetivo no es otro que el de apoderarse de territorios indígenas, minar las bases de su identidad de pueblo y debilitar su organización socio-político tradicional. La implementación de dicha estrategia ha significado en la práctica, el desplazamiento de cientos de miles de mapuches a los centros urbanos, en busca de subsistencia. Con esto se persigue dividir al movimiento mapuche para debilitar sus acciones unitarias, además de sembrar dudas sobre el grado de compromiso de estos para reconquistar sus derechos de pueblo y recuperar su territorio. De esta forma la elite social chilena a través de su portavoz El Mercurio buscan someter al pueblo Mapuche por el hambre, el asilo, el aislamiento y la marginación con miras a lograr su eventual exterminio de pueblo precolombino, mediante el proceso de asimilación, que ellos llaman "integración". Es obvio que para estos elementos racistas, los tiempos no han cambiado, por una parte desestiman la capacidad de lucha y de movilización del pueblo Mapuche -probada en cientos de batallas a lo largo de su historia- y, por la otra ignoran que, en lo que se refiere a los derechos de los pueblos indígenas, las reglas del juego a nivel internacional han cambiado, ignorando el hecho que atentar contra los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas contraviene normas internacionales especificas, en la que ningún gobierno puede evadir responsabilidad o proclamarse exento de condena y sanciones.

También llama la atención el enfoque antojadizo utilizado por los medios de comunicación chileno para explicar el desarrollo y los efectos del conflicto indígena en la Araucania. Es sospechoso el sensacionalismo "noticioso" y el exacerbamiento sobre la supuesta existencia de un ambiente de anarquía y caos que hoy reinaría en las zonas de conflictos, esto nos parece demasiado coincidente con la visión similar que se creara en la población chilena para justificar la ocupación militar de la Araucania (1862-83) donde entonces se afirmaba que existiría una situación de caos y anarquía en el territorio Mapuche por la existencia de bandoleros, traficantes, cuatreros, etc. que diezmaban los campos del sur, territorios que entonces Chile no controlaba ni poseía por herencia colonial, pero que los reclamaba como suyos desde su independencia de España. En ese periodo, los medios de comunicación, respondiendo el sentir de los arquitectos del expansionismo del nuevo estado nacional, se encargaban de preparar psicológicamente (para lo que venia) a la opinión publica chilena, el 24 de mayo de 1859 el diario El Mercurio de Valparaíso escribía: "El Araucano de hoy es tan limitado, astuto, feroz y cobarde al mismo tiempo, ingrato y vengativo, como su progenitor del tiempo de Ercilla; vive, come y bebe licor con exceso como antes; no han imitado, ni inventado nada desde entonces, a excepción de la asimilación […] del caballo, que singularmente ha favorecido y desarrollado sus costumbres salvajes" (3). Al ambiente de caos que -según ellos- existiría en la Araucania lo complementaban exponiendo una visión peyorativa del indígena que degradaba su condición humana, que les permitiría justificar ante la opinión pública el exterminio mapuche y el despojo de su territorio.

En la actualidad el 'desorden' en la Araucania seria el resultado -según los enemigos de nuestro pueblo- de la euforia Mapuche por sus logros obtenidos mediante la movilización y, como una resultante de la política actual del gobierno de ceder ante las presiones. En adición a esto, se afirma continuamente, que el conflicto indígena estaría instigado por elementos foráneos, e inspirado por movimientos de otros pueblos. El Mercurio en su editorial del 18/05/03, nuevamente insiste que el conflicto Mapuche esta "apoyados por activistas nacionales y extranjeros y asociaciones foráneas que, en algunos casos, fomentan la radicalización no sólo como instrumento para presionar por las demandas de minorías, sino, incluso, para alcanzar autonomía territorial, tomando como referencia grupos zapatistas de México y vascos nacionalistas" (4).

Con estas suposiciones que incluye una dosis de amnesia selectiva, El Mercurio pone en tela de juicio las medidas de reparación histórica promovida por algunos personeros del actual Gobierno, en particular en lo que se refiere a la restitución de tierras y, siembran sospechas sobre la sensatez de tales medidas, además de cuestionar la capacidad de iniciativa de los mapuche de luchar por sus derechos. Esta visión que se trata de presentar en la opinión publica nacional e internacional, se contradice con la tradición histórica de lucha del pueblo Mapuche que todos conocemos. Insinuar la noción que nuestro movimiento en defensa y/o restitución de nuestro territorio es nuevo o copiado de las experiencias de otros pueblos es simplemente ridículo. De pronto El Mercurio olvida que existió una línea fronteriza entre el estado Chileno y la nación Mapuche, que se estableciera en 1641 en el tratado de Killen entre la Corona de España y el pueblo Mapuche. Olvida que la nación Mapuche celebro una treintena de tratados con España y las republicas de Chile y Argentina que reafirmaba dicha frontera, olvida también nuestras batallas y glorias militares, de nuestros héroes históricos, entre otros Kalfulikan, Leftraru, la Lonko Janequeo, Kilapan, Kalfukurra, que lucharon en contra del colonialismo Español y el expansionismo criollo y, finalmente olvida que la epopeya del pueblo Mapuche era la concretización de una voluntad inquebrantable de defender su soberanía nacional.

Manipulación de los hechos históricos para justificar la represión actual

Los enemigos del pueblo Mapuche utilizando los medios de comunicación, tratan de encubrir con un manto de olvido, que la nación Mapuche fue independiente antes que los estados nacionales -que hoy nos oprimen- fueran un embrión y, que los conceptos de libertad, territorio, autonomía y libre-determinación eran nociones comprendidas y practicadas por los mapuches, cuya amenaza de su enajenación, era tenazmente combatida. Todo esto, cientos de años antes que estos conceptos fuesen adoptados por las Naciones Unidas como normas de conductas entre los pueblos; fue la identificación con estos valores, que los mapuches levantaron como bandera de lucha, lo que fortaleció su conciencia de pueblo y forjo su unidad nacional, sumados a los sentimientos de pertenencia al Wallmapu y de solidaridad fraterna entre las comunidades situadas en ambos lado de la cordillera de Los Andes. Otra de las practicas que los mapuches valoraban profundamente, era el grado de participación, ya sea esto a nivel local o a nivel nacional como lo fue -por ejemplo- en lo relacionado con los acuerdos que comprometían la soberanía nacional, tales como la celebración de tratados y parlamentos, en la que las comunidades tenían una amplia y activa participación en la toma de decisiones, al extremo que miles de mapuches concurrían como testigos presénciales, acompañando a sus autoridades, durante los actos de celebración de los parlamentos o tratados con los países vecinos.

La unidad del conjunto de estos valores, profundamente arraigados en la mentalidad Mapuche, es lo que permitió por siglos el desarrollo de su vida de pueblo independiente, libre y soberano, es por ello que hoy resulta irónico que los parlamentarios chilenos discutan si el pueblo Mapuche es Pueblo y si se nos reconoce como tal en su Constitución. Ya sea por ignorancia, racismo o por exaltación patriotera, los legisladores chilenos ignoran la trayectoria de pueblo independiente y de cohesión nacional demostrado por el pueblo Mapuche a través de su historia. Sin embargo, para el Mapuche es claro como un cristal que, con o sin reconocimiento de parte del estado Chileno, el pueblo Mapuche existe y existirá en el futuro, lo que nos queda es reunificar y adaptar nuestra estructura organizacional a las circunstancias actuales, reconstituir el Wallmapu para superar el caos económico y de toda índole causado a partir de la ocupación de nuestro territorio. La necesidad de unificar la nación Mapuche es y ha sido una aspiración expresada reiteradamente por numerosas organizaciones y comunidades mapuche del Puelmapu (Argentina) y el Ngulumapu (chile). La puesta en practica de nuestros derechos soberanos anteriormente señalados, que incluye nuestra libre determinación, por la que dieron sus vidas cientos de miles de mapuches, pareciera ser la única alternativa que nos queda y la mejor respuesta a quienes hoy nos quieren negar nuestra identidad, historia y condición de pueblo milenario.

La realidad que los mapuches conocemos y, que los medios de comunicación winka (criollos) parecieran desconocer, es la vivencia de una lucha antigua y permanente, cuyo origen se remonta a partir de la anexión del Wallmapu por las republicas vecinas, siendo por lo tanto Chile y Argentina los iniciadores y responsable del conflicto y por lo tanto los llamados a superarlo. Lo que también se percibe de los mensajes directos o entre líneas de los enemigos del pueblo Mapuche -vertidos en El Mercurio- es tratar de distorsionar nuestra historia, plantear las reivindicaciones del pueblo Mapuche como un fenómeno nuevo, con la esperanza de persuadir a la opinión pública nacional para que asuma una actitud hostil hacia sus reclamos por justicia. Pareciera no haber dudas que esta embestida publicitaria de la prensa chilena tiene sus frutos esperados, es posible que esto explique la apatía de la sociedad global (incluyendo los partidos políticos) de pronunciarse favorablemente sobre las reivindicaciones básica de los pueblos indígenas, así como pareciera influir negativamente en el grado de compromiso político asumido por el actual gobierno, en relación al reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y sobre la implementación de políticas constructivas, destinadas a paliar en parte los problemas que los afectan. Esta falta de compromiso gubernamental se expresa a tal extremo que Chile es uno de los pocos países de América Latina que se niega a reconocer la existencia de los pueblos indígenas en su constitución política y, a pesar de sus reiteradas promesas ante el Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas de la ONU, aun no ratifica el Convenio 169 de la OIT, sobre pueblos indígenas y tribales. Lo que se puede percibir de la campaña comunicacional anti-mapuche, son los intentos de obstaculizar que se haga justicia y neutralizar todo avance en el reconocimiento gubernamental de los derechos del pueblo Mapuche.

Campaña de descrédito

En términos generales hay que reconocer que El Mercurio y sus 15 diarios regionales, son instrumentos de aquellos individuos ultra conservadores que condenan toda lucha reivindicativa de carácter social en el país, sin embargo la lucha nacional del pueblo Mapuche ocupa un 'trato especial' que debería enrojecer de vergüenza a los chilenos demócratas. La prensa niega y distorsiona el carácter político de la lucha centenaria del pueblo Mapuche por el respeto y la recuperación de sus derechos, sostienen una permanente campaña de descrédito en contra de los lonko (autoridades tradicionales) y otros dirigentes mapuches, negándoles su status histórico y su rol contemporáneo en la sociedad Mapuche; los que son referidos como simples "terroristas" o "delincuentes comunes" por el solo hecho de ser dirigentes y luchar por su pueblo. Por su parte, los presos políticos mapuche son los más vilipendiados, los que ya antes de ser detenidos por los servicios de seguridad chileno, son acusados, juzgados y sentenciados ante la opinión pública nacional por estos medios de comunicación, a esto hay que sumar la negativa de la prensa de respetar el derecho a la replica, incluyendo el derecho a la restitución por injurias y calumnias que parece no ser aplicable para los dirigentes mapuches. La lógica de los medios de comunicación winka (criollos) es mentir y mentir "por si queda algo". Además de distorsionar o simplemente ocultar los hechos, le niegan al lector los elementos de juicio que les permitan formarse una visión objetiva y transparente del problema indígena. En resumen, el rol de la prensa no es otro que el de justificar la destrucción de la nación Mapuche, popularizar en la sociedad mayoritaria los estereotipos y conceptos peyorativos creado sobre el indígena, con el propósito de provocar, en la opinión publica, reacciones discrepantes o posturas complacientes sobre las justas demandas del pueblo Mapuche.

A esta falta de imparcialidad y objetividad de la información propagada sobre el pueblo Mapuche, que caracteriza a la cadena El Mercurio, se suma el enfoque superficial empleado por estos, cuando se refieren a los conflictos territoriales entre comunidades mapuche y empresas forestales. Todo pareciera indicar que frente a las evidencias o la falta de argumentos sólidos de defender lo indefendible, optan por la desinformación o simplemente le atribuyen poca seriedad a la situación que vive nuestro pueblo. Esto nos hace suponer que en lo que a la "cuestión indígena" se refiere, no existe (para este grupo mediático) la noción de un periodismo investigativo, porque por lo general sus reportajes son simples en análisis y superficiales en contenido, casi siembre evitando mencionar la raíz del "conflicto" que se remonta a décadas pasadas. Respecto a la cruda realidad que afecta al pueblo Mapuche, los medios de comunicación guardan silencio, parecieran desconocer el estado de dependencia, marginación y empobrecimiento en el que se encuentran, producto del despojo de sus recursos naturales.

Las numerosas denuncias en contra la brutalidad policial chilena de parte de los mapuches que aseguran haber sido detenidos e insultados por su origen étnico, apaleados y pateados en plena vía publica durante manifestaciones pacificas y, torturados en los centros de detención, jamás son investigados. Un catalogo de casos sobre tratos inhumanos y degradantes están continuamente aflorando ante la opinión publica, que incluye; la perdida de visión, roturas de cráneos y huesos en diversas partes del cuerpo, madres mapuche han perdido sus bebes producto de la represión policial, niños detenidos y traumatizados durante los allanamientos de comunidades, etc., ha esto se suma el asesinato por la policía (en noviembre pasado) del menor de 17 años Alex Lemun, cuyos familiares, después de 7 meses siguen esperando que se haga justicia. Estos abusos de poder de la policía, la violación de los derechos humanos, la discriminación racial e intolerancia cultural, son sospechosamente ignorados por los medios de comunicación, es mas, para desprestigiar al movimiento mapuche mas consecuente y, en un vano intento de aislar a sus dirigentes del resto de la población Mapuche, los medios de comunicación lisa y llanamente mienten. Con ataques personales a los lonko y otros dirigentes mapuches, tergiversan maliciosamente sus demandas a los que además se les tilda de "radicalizados", "violentistas" o "terroristas".

De esta forma los medios de comunicación chileno tratan de criminalizar al mapuche y al no-mapuche por el solo hecho de exigir justicia y libertad para nuestro pueblo. Para ilustrar estas acusaciones contra la prensa cabe destacar el descarado e impresionable montaje comunicacional, patrocinado por los empresarios y autoridades locales, que sostuvieron en contra de los lonko Pichún y Norin y Patricia Troncoso, quienes permanecieron por 15 meses en prisión preventiva, sin que los cargos en su contra jamás fuesen corroborados. Este juicio, que capto la atención de organizaciones de derechos humanos, tales como Amnistía Internacional, quien envió una delegación observadora al Wallmapu y que se refleja en su reciente informe, afecta a una gran cantidad de dirigentes mapuche, Sandra Jelvez abogada del Lonko Pascual Pichún creo resume la percepción que los mapuches tenemos de la justicia chilena, declaro que "la responsabilidad se presume y la inocencia debe probarse" (5). Este método de hacer justicia mantiene detenido a una gran cantidad de dirigentes mapuche, entre ellos a Víctor Ancalaf y José Huenchunao, cuyos único delito es ser dirigentes activos del movimiento Mapuche.

Los mapuches y los tribunales de justicia - caso de los lonko

En esta ocasión los mapuches lograron hacer respetar sus derechos, caso excepcional en la justicia chilena, fallo que los mapuches -con sobradas razones- lo calificaron como histórico, ya que por regla general los mapuches siempre pierden los juicios en los tribunales de justicia. El presidente del Consorcio Agrícola del Sur, atribuye el veredicto a la presión de Amnistía Internacional y otras organizaciones extranjeras que con su presencia en el juicio ejercieron 'indudable' medida de presión sobre los magistrados" (6). Este fallo causo, como había de esperar sorpresa e indignación dentro de los personajes intocables de la sociedad, dando paso para que estos elementos, incluyendo los constitucionalistas, reaccionaran con sendas declaraciones en contra del veredicto y los mapuche, una vez mas la ideología del odio afloro en las paginas prominentes de los diarios chilenos, entre ellas salieron a relucir las declaraciones del miembro del Tribunal Constitucional ex Ministro de Agricultura Juan Agustín Figueroa hechas el 14/04/03 en el diario El Mercurio. El alto funcionario 'propietario' del fundo Nancahue, de 1.800 há, en la Araucania, por lo tanto se trata de un individuo con intereses personales en la región, afirma que los mapuches no son agricultores y que son alcohólicos por tradición y como los nazis de la Europa contemporánea que niegan la existencia del holocausto Judío, el abogado chileno pone en duda el genocidio mapuche ocurrido durante la Pacificación de la Araucania, porque según él hay muchas versiones sobre ello y para no "quemarse" utiliza las palabras del Coronel Saavedra, arquitecto de la invasión del Wallmapu, quien habría afirmado que durante la guerra contra el pueblo Mapuche habría gastado "más aguardiente que pólvora".

Con estas declaraciones, el abogado chileno ayuda ha mantener una versión errónea de los hechos históricos y se empeña en perpetuar una visión despreciativa y racista sobre el mapuche, creadas para trivializar los crímenes de guerra en contra de la nación Mapuche. Al promover en la opinión publica la idea que la derrota militar del pueblo Mapuche habría sido el resultado del consumismo excesivo de alcohol de parte de éstos y no por el desbalance y superioridad armamentista de los ejércitos de Chile y Argentina, el Sr. Figueroa esta fomentando la discriminación racial porque esta insinuando que la así llamada "pacificación de la Araucania" fue una guerra contra alcohólicos y su derrota el producto de su falta de lucidez como seres pensantes para conducir la guerra. El winka (afuerino) Figueroa se burla de los miles de mapuches que fueron brutalmente masacrados por su héroe Saavedra, después de todo, gracias a su 'gesta militar' hoy él disfruta de la posesión de un fundo en La Araucania, cuya propiedad legal los mapuches le disputan.

Pero eso no es todo, para el winka Figueroa que, durante la dictadura de Pinochet criticaba duramente la aplicación de la Ley Antiterrorista en contra los chilenos, hoy no solo defiende su aplicación en contra de los mapuches, sino además pide la introducción de instrumentos de represión adicionales, afirma: "creo que respecto de algunas comunas seria posible una declaración de estado de excepción y aplicar medidas de carácter político-represivo" (7), es decir, pide la aplicación de instrumentos tales como la Ley de Seguridad Interior del Estado, también introducida durante el régimen Militar, que da rienda suelta a la represión policial. Estas declaraciones del ex ministro de agricultura a quien la comunidad mapuche Antonio Ñiripil de Temulemu lo acusa de usurpación de sus tierras, son reveladoras porque nos muestra la típica actitud de quienes se creen dueños de la Araucania. Este tipo de elementos son los que nos gobiernan y los que se suponen ser los representantes del pueblo Mapuche en el Parlamento, son también los que aprueban las leyes de "protección indígena"; los que persiguen, juzgan y condena a las autoridades mapuche y, los que se arrogan el derecho de decir sobre el futuro de nuestro pueblo Mapuche.

El winka Figueroa en su calidad de Ministro de Agricultura participo en las deliberaciones sobre la ley indígena, introducida durante el gobierno que el formo parte, hoy con delirio reflexiona que: "Desgraciadamente, […] no le di la importancia que requería al tema de la discusión de la ley indígena". "Me margine de la situación, lo que hoy me reprocho" (8). Las acusaciones de Figueroa en contra de los mapuches siguen y suman, afirma que las 'tierras que se han entregado' a los mapuches no han sido cultivadas, que han sido arrendadas y depredadas, 'convertidas en terrenos improductivos'. En cuanto a la solución del conflicto indígena afirma que hay que 'reciclar una parte importante de la población mapuche'. Esto nos hace suponer que el personaje aludido percibe al mapuche como mero objeto de uso, que ya habría cumplido su función y que para utilizarlo de nuevo hay que reciclarlo. Presumiblemente nuestro amigo Figueroa a través de esta curiosa analogía esta insinuando modificar al mapuche de su condición actual, para hacerlos aflorar transformados acorde a la 'imagen y semejanza' de él o por elementos de su calaña.

En cuanto al litigio territorial entre el winka Figueroa y la comunidad mapuche mencionada es el resultado de la torpeza de quien debió (como abogado) asegurarse que lo que adquiría no era robado, porque como el muy bien lo sabe lo robado, en ningún 'estado de derecho', constituye dominio. Lo mas justo, en este caso, es que se recompense a la comunidad mapuche y se le devuelva lo que en justo derecho les pertenece, porque no existe excusa para sostener un caso jurídicamente viciado, especialmente si se considera el hecho ampliamente conocido en la sociedad sobre la practica de las "corridas de cercos" o compras fraudulentas de tierras indígenas utilizada por los especuladores que se las ingeniaban para despojar a los mapuches de sus tierras ancestrales, ya sea por medio de la fuerza o el empleo de artimañas "legales". La situación del pueblo Mapuche no es diferente a la del pueblo Palestino o de Chechenia, pero nadie -con sentido común- podría afirmar que el destino de dichos pueblos debería estar en manos de Sharon o Putin, sin embargo, la política gubernamental del estado chileno esta integrado por elementos racista como el Sr. Figueroa, que abiertamente llaman al extermino del pueblo Mapuche, es hora que las Naciones Unidas y la comunidad internacional intervengan para poner fin a esta amenaza que se cierne sobre la nación Mapuche.

En un país donde los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas no están garantizados y donde la vía de la justicia para lograr sus reivindicaciones le esta negada, a las comunidades mapuches no les queda otra opción que expresar sus descontento en el marco de sus derechos civiles, políticos, económicos y culturales, garantizados por la legislación nacional e internacional. Las protestas pacificas de acción directa y de desobediencia civil de las comunidades mapuches se incrementan, así como las movilizaciones destinadas a recuperar los territorios que legítimamente les pertenecen y que hoy se encuentran en manos de latifundistas y empresas forestales. A pesar que las reivindicaciones mapuches, así como sus movilizaciones no pueden ser mas claras y justas, la prensa chilena las cataloga de "actos subversivos" o "vandálicos" y hasta "criminales". La paranoia llega a tal extremo que hasta los sitios Web que publican las declaraciones y testimonios de las comunidades afectadas, son acusadas por los medios de comunicación de "terrorismo cibernético" (9) en la que no se escapa ninguna de aquellos sitios que informan sobre el conflicto Mapuche, incluyendo lógicamente el sitio Web de Enlace Mapuche Internacional.

La versión que la prensa crea sobre el indígena y su lucha pareciera también estar orientada a causar efectos que, por una parte limiten el derecho a la libre expresión de los mapuches y por la otra proveer a las autoridades judiciales con argumentos que les permitan usarlos en los tribunales de justicia en contra de los dirigentes Mapuche. Esto quedo demostrado durante la querella del fallido intento de condenar a los dirigentes mapuches anteriormente mencionados, a los que también se les quiso involucrar de vinculaciones con el 'terrorismo internacional', por el solo hecho que uno de los sitio Web mapuche (Resistencia Mapuche) mantenía en la sección enlaces algunos links con sitios Web de los pueblos Palestino y Kurdo. Este hecho había sido denunciado anteriormente por la prensa chilena con el propósito de criminalizar dicha organización. Resulta irónico la posición retrograda de las autoridades democráticas de Chile, especialmente en estos momentos en que la coalición anglo-americana recupera territorios y consolida la posición autónoma del pueblo Kurdo en Irak y acaban de publicar el Road Map (mapa caminero), después que se comprometieran ante la opinión pública internacional de esforzarse para buscar una solución aceptable al conflicto Palestino - Israelí, con el objeto de poner fin a la ocupación de territorios Palestino por Israel. No obstante la justeza de la lucha del pueblo Palestino y Kurdo que -como el Mapuche- luchan contra la ocupación de sus territorios, las autoridades chilenas presentan la lucha de esos pueblos como una lucha terrorista, donde cualquier acto de solidaridad con dichos pueblos implica cárcel y represión para los mapuche.

En lo que se refiere a la lucha de las comunidades mapuches por la recuperación de sus territorios, la prensa sale en defensa de los usurpadores, se hacen eco y asumen la defensa de los sectores mas reaccionarios y racista de la sociedad que continuamente exigen a las autoridades chilenas para que incrementen la represión en contra de las comunidades indígenas, cuya organización tradicional es catalogada de "asociaciones ilícita terrorista" y sus dirigentes de "violar el Estado de Derecho y la propiedad privada". En efecto los mapuches son continuamente acusados en la prensa, de violar el "Estado de Derecho", pero ignoran que la ley indígena no es respetada ni por la sociedad civil ni por las propias autoridades gubernamentales.

En una sociedad donde la discriminación racial es endémica, porque forma parte inherente de la institucionalidad que basa y justifica su dominación, bajo los estandartes de la superioridad cultural la trasgresión del Articulo 8 de la Ley Indígena que sanciona la "discriminación manifiesta e intencionada" (9) raramente se hace cumplir y los que la violan incluyen la policía y los jueces, los que naturalmente -en la democracia chilena- parecieran estar exentos de ser investigados. En resumen los medios de comunicación juegan el rol de meros sostenedores de la institucionalidad, de un "Estado de Derecho" racista y corrupto en el Wallmapu, asumiendo por lo general -en materia indígena- la voz oficial de la política contingente, las empresas nacionales y multinacionales.

Frente a esta arremetida mediática, no es sorprendente que los mapuches veamos a los medios de comunicación de la sociedad criolla, como instrumentos de opresión de la institucionalidad, los llamados a darle un cariz aceptable al sometimiento cultural, al robo de tierras y la represión contra el pueblo Mapuche. Hoy como ayer los medios de comunicación abordan los problemas del pueblo Mapuche con desprecio y como vemos, bajo la misma carátula de antaño, cuando durante la "Pacificación de la Araucania" y las "Campañas del Desierto", exigían a los gobiernos de Chile y Argentina una pronta ocupación del territorio de la nación Mapuche.

El profesionalismo de los medios de comunicación, en particular la cadena El Mercurio están seriamente cuestionados, no solo por los mapuches y los sectores sociales sensible con la causa de los derechos humanos y el medio ambiente, sino además por un creciente numero de personas de todos los sectores de la sociedad chilena, porque ven que con su intolerancia racista también se percibe una falta de cometido ante la sociedad chilena, de difundir informaciones serias y responsables de acuerdo a principios éticos y morales que les corresponde desempeñar dentro de un régimen democrático. Esta situación se ve acentuada por la autocensura que muchos periodistas deben atenerse por temor de contradecir la línea periodística o correr el riesgo de ser despedidos por quienes actúan como verdaderas mafias, que ven en la libertad de expresión una amenaza al servilismo, el compadrazgo y la corrupción.

Enlace Mapuche Internacional

La organización Enlace Mapuche Internacional, su sitio Web mapuche-nation.org y la Red Mapuche Mapulink todos han sido objetos de ataques esporádicos por ciertos elementos racistas y antimapuches que operan libremente dentro de los medios de comunicación de la sociedad criolla. Estos ataques parecieran ser el reflejo de la frustración de quienes, hasta hace algunos años, se autoproclamaban los "expertos" indiscutibles en cuestiones indígenas, de ser los "interpretes" y "portavoces" de nuestro pueblo Mapuche, porque eran y son ellos los que tienen acceso en los medios de comunicación de masa y estos últimos tenían el control total y absoluto sobre lo que se escribía, publicaba o difundía sobre el mundo indígena. Hoy gracias a las numerosos sitios Web Mapuche, redes de información en el Internet y el desarrollo de un periodismo alternativo o prensa libre (aunque aun marginal) el silencio centenario, al que se nos relegara se esta rompiendo y con ello desafiando el monopolio de la información.

Es importante dejar establecido que las informaciones, testimonios y comunicados distribuidos por nuestra Red Mapulink y publicadas en nuestro sitio Web son el reflejo genuino de la situación actual que enfrentan organizaciones y comunidades mapuches del campo y la ciudad, los que por primera vez tienen la oportunidad de describir su realidad como ellos la ven, con sus propias palabras y en forma directa a la opinión publica nacional e internacional.


Enlace Mapuche Internacional
Red Mapuche Mapulink
http://www.mapuche-nation.org

Bibliografía

  1. Editorial. Escalada de ocupaciones. El Mercurio. 29 de abril de 2003
  2. Editorial. Nuevas aristas en conflicto Mapuche. El Mercurio. 28 de abril de 2003
  3. Actas del Primer Congreso Internacional de Historia Mapuche. 2003 Eigenverlag, Siegen, Alemania. Pág. 101. Edición Conmemorativa al Bicentenario del Parlamento de Negrete 1803.
  4. Editorial. Conexiones del rupturismo mapuche. El Mercurio. 18 de Mayo de 2003
  5. Magistrados de Algol entregan hoy veredicto final. Colectivo Lientur. 9 de abril de 2003
  6. Histórico Fallo: Jueces absuelven a lonkos de Traiguén. Kolectivo Lientur. 10 de abril de 2003
  7. "Se invita a la justicia con mano propia". El Mercurio. 14 de Abril de 2003
  8. "El reparto de tierras fue un erro enorme". El Mercurio. 9 de Junio de 2003
  9. Ley Indígena No. 19.253. Promulgada el 5 de octubre de 1993.
  10. Terrorismo cibernético. El Mercurio. 22 de diciembre de 2002

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