El hombre que se convirtio en Rey

Por Pablo Edronkin - Publicado 27 de mayo, 2011

'Shoot for the moon. Even if you miss, you'll land among the stars.'
- Les Brown.

Muchos no lo saben, pero la realidad es que a principios de la segunda mitad del siglo XIX, existió en la región de la Araucanía, en lo que hoy en día es Chile, y en la Patagonia Argentina, un verdadero y auténtico reino.

Este estado, reconocido incluso por más de sesenta países, fue fundado por un abogado francés al cual los indígenas de la zona, asediados por el hombre blanco y las dos naciones en expansión, se hizo elegir como rey por los caciques de las principales tribus de la zona.

Así surgió el Reino de la Araucanía, al cual poco más adelante se le unieron los caciques de las tribus ubicadas al este de la cordillera de los Andes, pasando a convertirse en el Reino de la Araucanía y Patagonia.

Los fueros y títulos del Rey fueron reconocidos mundialmente, e incluso existe hoy en día una corte en el exilio, en Francia, aunque sus supuestos descendientes han sido cuestionados en cuanto a su legitimidad.

Orellie Antoine I editó una constitución, leyes, planes de gobierno y hasta mapas. Tenía grandes planes para su 'Nueva Francia', pero se encontró con numerosos problemas a causa del apoyo político y financiero para la aventura de su nueva nación.

Textos acerca de compañías navieras comerciando con el reino, corporaciones postales y muchas otras ideas son el resultado del trabajo del rey, realizado mientras el viento y la nieve azotaban su capital desnuda.

Un típico paisaje de la comarca andina, donde estaba el reino de Orellie Antoine I.

Este país ocupaba en teoría todo el territorio continental desde el paralelo 42 de latitud sur hasta los confines el continente americano y los indios parecían estar bastante satisfechos con su jefe de estado, pero en ese inmenso territorio que equivale casi a la mitad de Europa Occidental, casi no había construcciones, y ni qué decir de pueblos o ciudades.

Hoy en día, esta región, conocida como la comarca andina, todavía permanece inexplorada, aunque pequeños pueblos y ciudades dedicados principalmente a las actividades turísticas, florecen.

Cuando las autoridades chilenas y argentinas se dieron cuenta de que el experimento de Orellie Antoine de Tounens, coronado como Orellie Antoine I era una cosa seria, pues ya había formado un ejército de más de 60.000, se encargaron de apresarlo y deportarlo.

Sin embargo, el destronado rey intentó volver desde Francia hacia su recién creado país varias veces más, y lo que hay que tener en cuenta es que en aquella época, viajar de Europa hacia Sudamérica era una aventura en sí misma.

Su familia le retiró su apoyo, los indios se dedicaron a morir sumidos en el alcohol, y sus antiguos adversarios encontraron fácil el camino de la conquista de sus territorios.
El Rey de la Araucanía y Patagonia nunca renunció a sus fueros, a pesar de que fue juzgado y enviado a prisión, fue tildado de loco y sufrió todo tipo de privaciones hasta que finalmente murió en la oscuridad.

El valle de El Bolsón, por donde pasaría la frontera del reino.

Este personaje no dejó un legado de riquezas o épicas batallas, sino un ejemplo de persistencia y por qué no, una leyenda, pues simboliza y representa quizás mejor que nadie el espíritu de la región, que es a simple vista un desierto helado pero encierra muchísimas delicias para los buenos observadores.

La idea de este Rey todavía se comenta, mientras que las razones de todos los cuerdos de su época han sido olvidadas cuando estos fueron enterrados.

Pero lo más curioso es que en el ámbito del Derecho Internacional, y considerando que este estado fue legitimado por numerosos países en su tiempo, se reconoce que los estados nunca perecen o desaparecen, a pesar de que sus territorios pudieran estar ocupados por otras potencias, por lo que al menos en teoría, su reino continúa existiendo, y es el que probablemente origina otros mitos y leyendas de la Patagonia, como en el caso de la supuesta conspiración del Plan Andinia.

¿Loco, soñador o estadista? Ello depende de cada lector, pero la historia es auténtica. Hoy en día, la tumba de Orellie Antoine I puede ser visitada en Francia, en cuya lápida, la nación que le vio nacer se le reconoce finalmente sus títulos y la autoría de esta extraña aventura.

El Cerro 42, en el corazón del reino.



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