Fotografía. Los verdaderos trasplantados:

Zoológicos humanos

Marcelo Somarriva - Domingo 24 de diciembre de 2006

Peter Mason y Christian Báez describen con minuciosidad forense la triste trayectoria de los fueguinos y mapuches que viajaron a Europa para ser exhibidos como animales.

En la Exposición Universal de París de 1889, en la que Francia conmemoró con gran pompa cien años de igualdad, libertad y fraternidad, se exhibieron nueve aborígenes selk'nam que habían sido capturados un año antes por un ballenero llamado Maurice Maitre. Después de París, los aborígenes fueron llevados a Londres, donde fueron mostrados en el Royal Westminster Aquarium.

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Joven mapuche con atuendo típico.Foto:Mason-Báez

Pero allí se encontraron con la resistencia de la "Sociedad Misionera Sudamericana", que protestó por el trato humillante que se les daba a los indígenas y contactó a las autoridades chilenas en Europa. Ante esto, Maitre huyó con sus cautivos a Bruselas, donde los exhibió como una "compañía de antropófagos", entre aparatos eléctricos, enanos, ilusionistas y otros espectáculos extravagantes, hasta que fueron arrestados por la policía belga con el cargo de ser extranjeros sin recursos. El entonces embajador de Chile en Francia, Carlos Antúnez, respondió ante el llamado de la Sociedad Misionera señalando que tomaría cartas en el asunto, por "razones humanitarias" y en razón de "los derechos violentados de las personas exhibidas", pero era indispensable determinar si los nativos eran chilenos para poder intervenir oficialmente. Antúnez notificó la situación al cónsul chileno en Londres y le recomendó que se encargara "extraoficialmente" de repatriarlos, le imploró además que fuera "discreto" y "diplomático". Pero las cosas se fueron enmarañando, la Sociedad Misionera le insistió al cónsul chileno en Londres que llevara el caso ante la justicia; el cónsul, por su parte, delegó el asunto en Carlos Antúnez y solicitó la intervención de la "policía secreta" londinense. Mientras tanto, los indígenas seguían cautivos, y la sociedad misionera empezaba a impacientarse. Para ellos era claro que los indígenas eran chilenos, pero los diplomáticos nacionales querían pruebas fehacientes. Al final, intervino el Foreign Office, resolviendo que los indígenas eran chilenos y los sobrevivientes fueron embarcados rumbo a Punta Arenas.

Los detectives de "salvajes"

Este sorprendente y triste relato es una de las tantas historias de raptos, enfermedad y muerte que reconstruyeron Peter Mason y Christian Báez en su libro "Zoológicos humanos. Fotografías de fueguinos y mapuche en el Jardin d'Acclimatation en París, siglo XIX", donde describen, con una minuciosidad de detectives, la triste trayectoria de los fueguinos y mapuches que fueron llevados a Europa para ser exhibidos en ferias internacionales, teatros de variedades y exposiciones antropozoológicas.

El tema central del trabajo de Mason y Báez tiene como marco general esa práctica ancestral de raptar nativos para ser llevados como trofeos o presas a las metrópolis europeas, y otro más específico que consiste en el hallazgo de un grupo de fotografías de nativos del extremo austral de América, que fueron exhibidos en Europa durante la década de 1880, tomadas por el príncipe Roland Bonaparte. El análisis de estas fotografías, que actualmente se encuentran en el archivo de la Biblioteca Nacional Francesa en París, constituye el punto de partida para esta investigación de antropología visual que emprendieron Mason y Báez, reconstruyendo en archivos y bibliotecas la tenue trayectoria de estos indígenas que vivieron y sufrieron esta absurda tragedia. El inglés Peter Mason estudió filología clásica en Oxford y antropología en Utrecht, aun cuando hoy se defina irónicamente como un ex antropólogo. Mason es una verdadera autoridad mundial en el proceso de construcción de imágenes de América que se emprendió en Europa a partir del descubrimiento del Nuevo Continente y ha escrito libros muy importantes como "Deconstructing America. Representations of the other" (Routledge 1990), "Infelicities: Representations of the exotic" (John Hopkins 1998) y "The Lives of Images", que por razones inexplicables no se encuentran traducidos al español. Báez, por su parte, también es antropólogo y se ha especializado en el estudio de las imágenes, actualmente es candidato a doctor en historia.

Antes de la llegada de los selk'nam a la rutilante Exposición Universal de 1889, once fueguinos habían sido llevados a Europa en 1881 y dos familias mapuches llegaron a París en 1883. En ambos casos, los aborígenes hicieron extenuantes giras de exhibiciones que comenzaron en París en el "Jardin d'Acclimatation" y luego siguieron por otras ciudades. Uno de los visitantes más asiduos de estas desdichadas familias fue el príncipe Roland Bonaparte, un sobrino nieto de Napoleón, que combinaba su afición por la fotografía con el estudio de las ciencias naturales. Otro que visitó a diario a los mapuches, mientras estuvieron en París, fue Achille Lavardie "Achille I, rey de la Araucanía", sucesor del no menos ridículo e inescrupuloso "Orélie-Antoine I". El monarca Achille presentó a sus pretendidos súbditos en los círculos literarios y bohemios parisinos que frecuentaba, e incluso los llevó una noche al cabaret "Le Chat Noir".

La cámara de Bonaparte

Báez y Mason siguen al pie de la letra esa sentencia de Flaubert que decía que el buen Dios vive en los detalles; estos investigadores han hecho lo que llamaron una "excavación arqueológica" en el terreno de este "Jardín de aclimatación" y en su libro exponen las piezas que han recobrado tras años de búsqueda, tratando de recuperar y dar vida a lo que quedó congelado en esas imágenes capturadas por el príncipe Bonaparte. "Zoológicos humanos. Fotografías de fueguinos y mapuche en el Jardín d'Acclimatation en París, siglo XIX" es uno de los libros más interesantes publicados este año y un aporte indudable en la superación del analfabetismo visual de los historiadores chilenos.

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Fuente: EL MERCURIO.COM